El entrenamiento es un proceso de adaptación del organismo a
estímulos externos, con el objetivo de mejorar el rendimiento
fisiológico y psicológico en el deporte practicado. Estos estímulos se
pueden cuantificar con base en la intensidad, que es en gran parte una
variable subjetiva, porque depende de la características individuales
del deportista; y en el volumen, que es la cantidad medida en tiempo y
kilómetros, del desempeño deportivo.
Para planear un programa de entrenamiento correcto hay que respetar algunos principios:
El principio de la alternancia. Para que, en cada sesión se
verifique una mejoría del estado físico, se necesita de un justo período
de recuperación. Es decir, es necesario dar tiempo al organismo para
restablecer la homeostasis en un nivel más alto de tolerancia al
esfuerzo. Esto es lo que conocemos con el nombre de sobrecompensación o
supercompensación.
El principio de la progresión de las cargas. Un incremento
gradual de la carga permite una mejoría de la actividad deportiva. Si se
mantiene la misma intensidad y volumen, puede causar una recesión del
acondicionamiento físico dando como resultado un estancamiento en el
desempeño deportivo. Se aconseja un incremento de la carga como máximo
de un 10%-15% semanal.
El principio de la continuidad del entrenamiento. La
condición física tiende a empeorar con períodos largos de inactividad.
Por ejemplo, con 4 días de inactividad se verifica una recesión que
aumenta progresivamente. Con 10 días de inactividad la condición física
descenderá en un 20-30%.
El principio de la individualización. Para alcanzar los
objetivos programados el entrenamiento debe ser personalizado, porque
cada deportista tiene diversas capacidades para tolerar cargas y cuenta
con diferentes niveles de recuperación. Quiere decir que si entrenas en
compañía debes hacerlo con corredores de un nivel parecido al tuyo.
Gentileza coach.tripod.com
Lic. Andrea Bianco. Colombia
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